¿Quién es Dolores Celi?

Una mujer luchadora que ha superado varios retos en su vida; vino desde su ciudad natal, Loja, hace aproximadamente 21 años. Tuvo que enfrentarse a varios rechazos en la búsqueda de un trabajo, ya que hasta ese momento, no había podido estudiar el bachillerato; fue el Martím Cererê el que le abrió las puertas y, gracias a Catalina, tuvo la oportunidad de ser parte de esta gran familia, realizando las funciones de Auxiliar de Limpieza.

Empezó su labor en nuestra institución en el área de secundaria y ahí se mantuvo hasta hace poco tiempo, justo antes de la pandemia, cuando dio el paso a servir en el área de preescolar. Cuando comenzó su camino en el Martim, Dolorita sintió un gran recibimiento por parte de toda la familia Cererê, especialmente recibió el cariño de los profesores con quienes siempre sintió mucha familiaridad. 

Nos cuenta que le gusta mucho compartir con los chicos, con los profesores y autoridades, siente que su experiencia ha sido muy hermosa porque siempre tuvo el apoyo de todos. Su forma de ser, sus consejos, su responsabilidad y don de gentes, le han hecho ser una persona muy querida a lo largo de los 9 años que lleva en la institución.

Compartió con nosotros la alegría que le da  ver cómo los estudiantes van creciendo, se gradúan y hacen su vida. Dijo que recuerda con cariño a la generación 2013 – 2014 y, especialmente, a Alejandro Vergara, un estudiante que fue presidente del Consejo Estudiantil ese mismo año, con quien mantuvo una linda amistad. 

Dolorita logró estudiar gracias a María José, quien le entusiasmó para que se inscribiera en el colegio Juan Montalvo, en la modalidad virtual. Comenta cómo el señor Francisco Garrido se convirtió en su ayuda principal al momento de estudiar.

Las palabras de aliento de Majo y Don Francisco le alentaron a seguir, al decirle que ha sido mucho tiempo el que ha esperado para alcanzar su bachillerato, que no debe darse por vencida, eso fue lo que la motivó para culminar sus estudios. Doña Majito le decía “Hay que ahorrar mucho dinero para comprar una joya, y ese título de bachiller va a ser como una joya para usted, así que tiene que poner mucho esfuerzo de su parte para poder superar ese reto”.

“Los profesores también me ayudaron mucho, siempre estaban dispuestos a apoyarme, pese a sus responsabilidades”, expresó Dolorita, con un agradecimiento profundo en el corazón.

Una de las cosas que más le gusta del colegio es que los chicos son respetuosos y amables, y que ven a todos con respeto y cariño, sin discriminación, ni clasismo; le gusta sentir cómo los chicos y bastantes exalumnos siempre la vieron como una amiga más y aprecia que varios estudiantes le dieran su confianza.

Cuenta que cuando empezó el Programa de Bachillerato Internacional (BI), hubo bastante igualdad de condiciones, le han tomado más en cuenta y ha asistido a varias charlas de capacitación y motivación. 

Entre las anécdotas que recuerda con una sonrisa están las travesuras de los chicos de tercero de bachillerato el día de la pera, cuando una generación había colocado chicles en las cámaras y dejaron las bancas de las aulas en total desorden. Dolorita nos cuenta que son demasiadas experiencias bonitas que ha vivido junto a los estudiantes.

Entre sus aprendizajes está el haber podido acercarse a los niños y jóvenes y poder aconsejarles, hacerles ver que cada acción tiene una consecuencia y haber tenido la oportunidad de apoyar a las maestras en todo lo que necesitan. 

Indica que alcanzar los objetivos conlleva sacrificio, pero que no hay que vencerse, que ella logró obtener su bachillerato y que todos podemos hacerlo. Ha logrado educar a sus hijos y quiere verlos como profesionales.

Aconsejó a los estudiantes que le pongan ganas a los estudios, que sigan formándose para enfrentarse a la sociedad.